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Sagres es un pequeño pueblo que se encuentra junto al Cabo de San Vicente, ese punto último de Europa que vió pasar por última vez a multitud de marineros valientes dispuestos a explorar el Atlántico.
Humilde y acogedor, está muy alejado de los grandes puntos turísticos del Algarve, ya que se asienta en un enclave reconocido como Paraje Natural y nada que altere su paisaje es bien recibido en esta tierra árida, pero llena de encanto.
Su situación estratégica como nexo de unión entre Atlántico y Mediterráneo le confieren dos características a tener en cuenta:
1.- El agua es tremendamente fría, no os voy a engañar.
2.- Los vientos hacen de ella un paraíso para el surfista.
Precisamente ésta última la ha convertido en un refugio de hippies, surferos y gente joven con pocas necesidades de lujos: tan solo una tienda de campaña y una toalla.
Y es que si hay un protagonista indiscutible en Sagres, esa es la playa.
Una de las más conocidas y bonitas es la Praia de Beliche, una maravilla. Tendréis que bajar unas escaleras muy empinadas para llegar hasta ella, pero el esfuerzo se verá recompensado con una gran explanada de arena fina que esconde a su derecha pequeñas grutas con mucha encanto. Mi consejo es que os animéis a caminar la playa hasta el fondo, hacia la derecha, porque hay una especialmente acogedora que da sombrita natural y no os dejará que os queméis, y es que...ojo... aquí el sol y el viento son muy engañosos. Sin darte cuenta, acabarás como un cangrejo.
Desde Sagres se pueden visitar pueblos cercanos que esconden luagres preciosos, como Vila Do Obispo, Luz o Lagos.
Si seguís la carretera de San Vicente, un poquito antes de llegar al faro, vereis la fortaleza de Sagres, una construcción militar del s.XVII, que domina imponente la entrada al Mediterráneo.
Por desgracia resultó muy dañada por el tsunami que provocó el terremoto de 1755 y lo que hoy en día se ve es una reconstrucción de finales del XVIII.
Si entráis accederéis a una zona desde donde podréis tener una vista espectacular de los acantilados de toda la costa sur de Portugal.
Yo recomiendo acceder al interior, la entrada no es cara, pero eso sí... hace muchísimo viento y a veces puede hacer frío por muy verano que sea.
Luego se puede continuar la ruta hacia el faro, un lugar emblemático y cargado de historia, que ofrece unas puestas de sol preciosas.
Sin embargo, probablemente, uno de los encantos de esta pequeño paraíso es aquello que nadie ve, y es que este paraje está lleno de caminos que parecen no llevar a ninguna parte y sin embargo reservan al viajero intrépido, paisajes de íncreible belleza.
Yo os diré algunos:
Justo antes de llegar al faro (que no la fortaleza, y estando de frente) veréis a la derecha un camino de arena que parece no tener sentido, y otro a la izquierda, al otro lado de la carretera. El de la izquierda os llevará a una zona desde donde teneis unas vistas muy bonitas también de los acantilados y de la fortaleza.
Ahora imaginaros que ya volveis del faro… y pasais de largo los caminos de derecha e izquierda que os he nombrado (recordad, los primeros, los que están más cercanos al faro y que están uno enfrente de otro)…llegareis al segundo camino de arena que aparece a la izquierda, el oeste, y que parece que tampoco lleva a ninguna parte… pues si lo seguís con paciencia (en coche! Que andando os puede dar un síncope) llegareis a una cala perdida y pequeña poco conocida que suele estar prácticamente vacía.
Si según salís de aquí en vez de ir hacia Sagres os dirigís al norte encontrareis otras igualmente acogedoras.
Lo malo de esta zona es que las mejores calas o te las conoces o no las ves, porque no están señalizadas, pero una de las que sí lo están es la Praia do Castelejo, que merece mucho la pena y tiene un restaurante que no es exageradamente caro.
Además, todas estas playas de la zona oeste son perfectas para ir por la tarde porque te ofrecen una bonita puesta del sol sobre el mar y por tanto tienes luz hasta muy tarde, aunque los accesos son a través de caminos de tierra, a veces muy empinados, pero que pueden ser transitados con un coche.
DONDE COMER
Entrando al pueblo, a la derecha hay un restaurante con un soportal donde tienen mesas, que hacen un arroz caldoso con pescado muy rico, típico de la zona. Pero advertencia: lo hacen en el momento, es decir, pueden tardar 45 minutos en ponértelo en la mesa!, pero esto pasa en casi todos los restaurantes, se lo toman todo con mucha paciencia. Desgraciadamente soy incapaz de recordar el nombre.
También hay una pizzería muy rica en la esquina formada por la Rúa de Sao Vicente con la Rúa de Ns. de Graça.
En la R. Comandante Matoso se encuentran los pocos bares del pueblo.
El Dromedario, está muy bien para tomarte una copa por la noche y Agua Salgada, justo a su izquierda, ofrece buenas meriendas con sándwiches muy ricos y generosos. Además es cibercafé, por si necesitáis conectaros en algún momento.
Enfrente de la pizzería que os mencioné antes, hay una placita donde ponen terracitas. La mayoría son caras y no tienen nada de especial. Pero según entras en la plaza (veréis un kiosco de periódicos) hay un bar (maldición, tampoco recuerdo el nombre) que está siguiendo de frente a mano izquierda.
Es todo de maderita por dentro y tiene una decoración australiana.
Aquí los desayunos son para campeones. Están muy, pero que muy bien. Además si le dais coba al dueño (que es australiano, claro está) os contará sus aventurillas y como llegó a España siguiendo a una mujer que luego le abandonó por otro. Es bastante gracioso.
DONDE ALOJARTE
A la entrada del pueblo hay un edificio de apartahoteles con precios razonables y apartamentos muy espaciosos y bien preparados. Pero si quieres ir en plan mochilero, no te lo pienses.. dírigete al camping.
CURIOSIDADES
- Sagres tiene el privilegio de contar una cerveza que lleva su nombre y es muy popular en la zona.
- Aquí el nudismo está a la orden del día… nadie se mete con nadie y quien quiere va se desnuda y quien no quiere … pues no.
Y sobre todo recordar, hablar de Sagres es hablar de surcos en la arena...
De destellos en el agua...
Y amor oculto en sus esquinas...
jueves, 11 de marzo de 2010
martes, 19 de enero de 2010
CURIOSIDADES: PUSSELAWA Y EL TÉ
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No me gustaría que esto fuera únicamente un blog-guía de viajes, quiero llenarlo de curiosidades, anécdotas históricas, rutas gastrónomicas...etc.
Así que hoy inauguro una de esas curiosidades que me ha venido a la cabeza tras escribir mi última entrada en otro de mis blogs.
Hoy voy a hablar de Pusselawa, una región montañosa en el centro de Sri Lanka, que se dedica en exclusiva al cultivo del té.
Yo reconozco ser una devota de esta bebida y los tengo de muchísimos sabores y denominaciones, y he de decir, que como el té de Ceylán (antiguo nombre de Sri Lanka) no hay ninguno.
SOBRE SRI LANKA
Esta pequeña isla del océano indopacífico es simplemente, un paraíso en la tierra, uno de esos lugares que una persona ha de visitar antes de morir.
Recibió muchos nombres, entre ellos Sinhala, isla de leones, que fue deformado por los árabes hasta convertirse en Serendib.
Más tarde los ingleses, lo convirtieron en Serendipity, una palabra que hoy en día se utilza en este idioma para denominar un"descubrimiento fortuito de algo maravilloso"...
Sri lanka vive sobre todo de dos cosas: piedras preciosas y té.
Pusselawa ofrece la posibilidad al viajero de visitar, no solo las plantaciones, sino también la fábrica en la que se clasifica y envasa esta planta, pero también observar un paisaje lleno de belleza, en la que la selva y las montañas lo envuelven todo.
Esta región está a 1.100 m de altura y su alta pluviosidad la mantiene siempre verde y frondosa, con muchas cascadas, alcanzando algunas de ellas hasta los 240 m.
PROCESO DEL TE
El té fue traído por los ingleses desde la India (junto con un alto número de poblacion tamil para cultivarlo y que hoy en día ha provocado un grave conflicto entre etnias) y pronto se convirtió en uno de los productos exportados más importantes de la economía cingalesa.
Las hojas suelen ser recogidas por mujeres, que las transportan con grandes bolsas de mimbre o de tela que llevan sujetas a la cabeza hasta la fábrica, que guarda y mantiene la misma maquinaria que trajeron los ingleses en el s.XIX. (Y sigue funcionando perfectamente)
Estas hojas son separadas, las más verdes para el té verde, y las más oscuras para el té negro. Luego son depositadas sobre un secadero de 12 a 14 horas.
Una vez liberadas de buena parte de su humedad, se pasan a un mortero donde se aplastan. ´
Se pasan a una criba, donde son separadas por tamaño y se dejan en un fermentadero durante 2 ó 4 horas.
Una vez fermentado, se vuelven a pasar por un secadero y un grupo de trabajadores procede a su limpieza de pequeñas ramitas u otras impurezas.
Entonces se dividen en unas nueve categorías segun su tamaño, siendo el más pequeño el más preciado y de mejor calidad, y el de mayor, o numero nueve, el peor.
Éste último, es el que se exporta a Europa. Creo que es porque piensan que nuestros burdos paladares no sabría apreciar el realmente bueno, jajaja... y razón no les falta.
Aún así, ese té negro de Ceylán "número nueve" que nosotros degustamos como una delicatessen, es con mucho el mejor de los que hoy en día se ofrece en el mercado occidental.
Así que ya sabéis, si queréis un buen té... ¡surtiros de un buen número de paquetes envasados al vacío en la fábrica de Pusselawa!. A mí ya sólo me queda uno de los veinte que traje.
Curiosamente, mi marca de té favorita es "Nordqvist" y es finlandesa, pero mezcla el té negro de Ceylan con aromas y frutas secas silvestres finlandesas, siendo, a mi parecer, el Sadepäivän Ilo el mejor de todos.
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No me gustaría que esto fuera únicamente un blog-guía de viajes, quiero llenarlo de curiosidades, anécdotas históricas, rutas gastrónomicas...etc.
Así que hoy inauguro una de esas curiosidades que me ha venido a la cabeza tras escribir mi última entrada en otro de mis blogs.
Hoy voy a hablar de Pusselawa, una región montañosa en el centro de Sri Lanka, que se dedica en exclusiva al cultivo del té.
Yo reconozco ser una devota de esta bebida y los tengo de muchísimos sabores y denominaciones, y he de decir, que como el té de Ceylán (antiguo nombre de Sri Lanka) no hay ninguno.
SOBRE SRI LANKA
Esta pequeña isla del océano indopacífico es simplemente, un paraíso en la tierra, uno de esos lugares que una persona ha de visitar antes de morir.
Recibió muchos nombres, entre ellos Sinhala, isla de leones, que fue deformado por los árabes hasta convertirse en Serendib.
Más tarde los ingleses, lo convirtieron en Serendipity, una palabra que hoy en día se utilza en este idioma para denominar un"descubrimiento fortuito de algo maravilloso"...
Sri lanka vive sobre todo de dos cosas: piedras preciosas y té.
Pusselawa ofrece la posibilidad al viajero de visitar, no solo las plantaciones, sino también la fábrica en la que se clasifica y envasa esta planta, pero también observar un paisaje lleno de belleza, en la que la selva y las montañas lo envuelven todo.
Esta región está a 1.100 m de altura y su alta pluviosidad la mantiene siempre verde y frondosa, con muchas cascadas, alcanzando algunas de ellas hasta los 240 m.
PROCESO DEL TE
El té fue traído por los ingleses desde la India (junto con un alto número de poblacion tamil para cultivarlo y que hoy en día ha provocado un grave conflicto entre etnias) y pronto se convirtió en uno de los productos exportados más importantes de la economía cingalesa.
Las hojas suelen ser recogidas por mujeres, que las transportan con grandes bolsas de mimbre o de tela que llevan sujetas a la cabeza hasta la fábrica, que guarda y mantiene la misma maquinaria que trajeron los ingleses en el s.XIX. (Y sigue funcionando perfectamente)
Estas hojas son separadas, las más verdes para el té verde, y las más oscuras para el té negro. Luego son depositadas sobre un secadero de 12 a 14 horas.
Una vez liberadas de buena parte de su humedad, se pasan a un mortero donde se aplastan. ´
Se pasan a una criba, donde son separadas por tamaño y se dejan en un fermentadero durante 2 ó 4 horas.
Una vez fermentado, se vuelven a pasar por un secadero y un grupo de trabajadores procede a su limpieza de pequeñas ramitas u otras impurezas.
Entonces se dividen en unas nueve categorías segun su tamaño, siendo el más pequeño el más preciado y de mejor calidad, y el de mayor, o numero nueve, el peor.
Éste último, es el que se exporta a Europa. Creo que es porque piensan que nuestros burdos paladares no sabría apreciar el realmente bueno, jajaja... y razón no les falta.
Aún así, ese té negro de Ceylán "número nueve" que nosotros degustamos como una delicatessen, es con mucho el mejor de los que hoy en día se ofrece en el mercado occidental.
Así que ya sabéis, si queréis un buen té... ¡surtiros de un buen número de paquetes envasados al vacío en la fábrica de Pusselawa!. A mí ya sólo me queda uno de los veinte que traje.
Curiosamente, mi marca de té favorita es "Nordqvist" y es finlandesa, pero mezcla el té negro de Ceylan con aromas y frutas secas silvestres finlandesas, siendo, a mi parecer, el Sadepäivän Ilo el mejor de todos.
viernes, 1 de enero de 2010
BOLIVIA: TIAHUANACO
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Bolivia es uno de esos países desconocidos que no figuran entre los primeros destinos de los turistas, pero que guarda tesoros ocultos maravillosos.
Quizás por ello quiero dedicarle una entrada que espero despierte por lo menos el interés en aquellas personas que nunca han puesto sus ojos en esta tierra de contrastes.
Desde el cañón donde se asienta La Paz a 3.400 m de altura, hasta las verdes montañas selváticas del Chapare, donde nace el Amazonas, se pueden encontrar paisajes singulares como el Salar de Uyuni, el valle de la Luna, el lago Titicaca o el singular conjunto de Tiahuanaco.
Sé que debería comenzar hablando de La Paz, esa capital que es la más alta del mundo y que pone a prueba los pulmones del montañero más resistente, pero quiero empezar la casa por el tejado y dejaros aquí una reseña de uno de los conjuntos arqueológicos más interesantes de Sudamerica: Las Ruinas de Tiahuanco.
Solitaria y perdida en la altiplanicie andina aparece de repente, misteriosa y en silencio, esta ciudad de la que ya solo quedan las piedras que nos cuentan que hace 2.000 años floreció aquí una brillante cultura que poco tenía que envidiar a las florecientes civilizaciones del creciente fértil euroasiático.
En ella se levantaron las pirámides de Akapana y Puma Punku, y se realizaron templos de gran belleza.
Los sillares de sus muros fueron labrados con tal perfección que todavía hoy asombra al visitante la rectitud de sus líneas y su perfecta orientación astrónomica.
Dominando este asentamiento se encuentra la conocida Puerta del Sol, una estructura adintelada labrada en un único bloque de 10 toneladas y que muestra una divinidad relacionada con la cultura Chavín, posiblemente Viracocha.
El monolito central, llamado tambien Estela Benett, fue llevado a una de las plazas más importantes de La Paz, al principio de la Avda. Peña Illimani y es uno de los motivos más represesentados en orfebrería típica del lugar.
Aunque hoy en día no se tiene claro el origen de esta civilización que surgió tan misteriosamente como desapareció, lo que es indudable es que viajar a Bolivia y no visitar este centro es como ir a París y no subir a la Torre Eiffel.
La soledad del paisaje, los bonitos bajorrelieves, y la arena rojiza sobre la que se asienta crean un panorama sobrecogedor.
Por fortuna no suele estar masificado como lo pueden estar las pirámides mexicanas o los templos egipcios.
Desde este blog no dudaré de recomendaros una y mil veces que visteis este maravilloso país de los Andes que duerme a los pies de la Peña Illimani y que es rico en mil sentidos.
COMO IR
Autobuses desde La Paz.
Trayecto: 3 horas
Salida: 06.00
Retorno: 18.00
Precio: 3 dólares y medio
Lo mejor: gracias al cambio de moneda que tanto nos favorece a los europeos, es muy asequible alquilar un 4x4 y lanzarte a la aventura con un buen mapa de carreteras. Eso sí, no espereis una vía asfaltada y perfectamente señalizada, aquí la orientación es importante. Pero da mucha libertad en cuestión de horarios.
DONDE ALOJARSE Y COMER
Desgraciadamente, si hay algún lugar donde pasar la noche, lo desconozco. Está muy aislado y no hay pueblos cerca. Lo mejor es alojarse en La Paz y hacer una excursión de un día.
He de decir que nosotros acabamos muertos de hambre buscando un lugar donde comer y tuvimos la suerte de encontrar un bar en un pueblo al que nunca llegué a verle el nombre y que estaba a unos km. Tan solo ofrecían bocadillos de queso frito con cebolla que los recuerdo como los más ricos que he comido en mi vida, pero si no queréis volveros locos buscándolo mejor es que lleveis unos bocatas hechos.
QUE VISITAR
Si queréis aprovechar el viaje, visitad el Valle de la Luna, una curiosa formación rocosa de agujas afiladas en las que es recomendable andar con cuidado, pues los recodos esconden peligrosos agujeros de mucha profundidad en los que se puede caer.
También se puede continuar el viaje para ir al Lago Titicaca y dormir en Copacabana (No confundir con la brasileña, no tiene nada que ver).
Creo que hace poco se inauguró un museo en el que se muestran las piezas cerámicas y otros objetos que se extrajeron de la excavación.
PARA SABER MÁS
Libros: Simone Waisbard, "Tiahuanaco, diez mil años de enigmas incas". Editorial Diana, 1975
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Bolivia es uno de esos países desconocidos que no figuran entre los primeros destinos de los turistas, pero que guarda tesoros ocultos maravillosos.
Quizás por ello quiero dedicarle una entrada que espero despierte por lo menos el interés en aquellas personas que nunca han puesto sus ojos en esta tierra de contrastes.
Desde el cañón donde se asienta La Paz a 3.400 m de altura, hasta las verdes montañas selváticas del Chapare, donde nace el Amazonas, se pueden encontrar paisajes singulares como el Salar de Uyuni, el valle de la Luna, el lago Titicaca o el singular conjunto de Tiahuanaco.
Sé que debería comenzar hablando de La Paz, esa capital que es la más alta del mundo y que pone a prueba los pulmones del montañero más resistente, pero quiero empezar la casa por el tejado y dejaros aquí una reseña de uno de los conjuntos arqueológicos más interesantes de Sudamerica: Las Ruinas de Tiahuanco.
Solitaria y perdida en la altiplanicie andina aparece de repente, misteriosa y en silencio, esta ciudad de la que ya solo quedan las piedras que nos cuentan que hace 2.000 años floreció aquí una brillante cultura que poco tenía que envidiar a las florecientes civilizaciones del creciente fértil euroasiático.
En ella se levantaron las pirámides de Akapana y Puma Punku, y se realizaron templos de gran belleza.
Los sillares de sus muros fueron labrados con tal perfección que todavía hoy asombra al visitante la rectitud de sus líneas y su perfecta orientación astrónomica.
Dominando este asentamiento se encuentra la conocida Puerta del Sol, una estructura adintelada labrada en un único bloque de 10 toneladas y que muestra una divinidad relacionada con la cultura Chavín, posiblemente Viracocha.
El monolito central, llamado tambien Estela Benett, fue llevado a una de las plazas más importantes de La Paz, al principio de la Avda. Peña Illimani y es uno de los motivos más represesentados en orfebrería típica del lugar.
Aunque hoy en día no se tiene claro el origen de esta civilización que surgió tan misteriosamente como desapareció, lo que es indudable es que viajar a Bolivia y no visitar este centro es como ir a París y no subir a la Torre Eiffel.
La soledad del paisaje, los bonitos bajorrelieves, y la arena rojiza sobre la que se asienta crean un panorama sobrecogedor.
Por fortuna no suele estar masificado como lo pueden estar las pirámides mexicanas o los templos egipcios.
Desde este blog no dudaré de recomendaros una y mil veces que visteis este maravilloso país de los Andes que duerme a los pies de la Peña Illimani y que es rico en mil sentidos.
COMO IR
Autobuses desde La Paz.
Trayecto: 3 horas
Salida: 06.00
Retorno: 18.00
Precio: 3 dólares y medio
Lo mejor: gracias al cambio de moneda que tanto nos favorece a los europeos, es muy asequible alquilar un 4x4 y lanzarte a la aventura con un buen mapa de carreteras. Eso sí, no espereis una vía asfaltada y perfectamente señalizada, aquí la orientación es importante. Pero da mucha libertad en cuestión de horarios.
DONDE ALOJARSE Y COMER
Desgraciadamente, si hay algún lugar donde pasar la noche, lo desconozco. Está muy aislado y no hay pueblos cerca. Lo mejor es alojarse en La Paz y hacer una excursión de un día.
He de decir que nosotros acabamos muertos de hambre buscando un lugar donde comer y tuvimos la suerte de encontrar un bar en un pueblo al que nunca llegué a verle el nombre y que estaba a unos km. Tan solo ofrecían bocadillos de queso frito con cebolla que los recuerdo como los más ricos que he comido en mi vida, pero si no queréis volveros locos buscándolo mejor es que lleveis unos bocatas hechos.
QUE VISITAR
Si queréis aprovechar el viaje, visitad el Valle de la Luna, una curiosa formación rocosa de agujas afiladas en las que es recomendable andar con cuidado, pues los recodos esconden peligrosos agujeros de mucha profundidad en los que se puede caer.
También se puede continuar el viaje para ir al Lago Titicaca y dormir en Copacabana (No confundir con la brasileña, no tiene nada que ver).
Creo que hace poco se inauguró un museo en el que se muestran las piezas cerámicas y otros objetos que se extrajeron de la excavación.
PARA SABER MÁS
Libros: Simone Waisbard, "Tiahuanaco, diez mil años de enigmas incas". Editorial Diana, 1975
lunes, 28 de diciembre de 2009
ISLAS DE ARÁN: INIS MOR
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La verdad es que he estado pensando mucho en qué pequeño paraíso escondido iba a ser el elegido para mi primera entrada.
Se me ocurrían miles, pero al final he optado por esta pequeña isla del atlántico norte que se ha convertido en ese rincón lejano al que retirarnos cuando queremos evadirnos del mundo y no podemos irnos muy lejos.
The Aran Islands son un conjunto de tres islas que se encuentran en la Bahía de Galway, en Irlanda, a apenas 37 km de Doolin.
Inis Mor, la mayor de ellas, es uno de esos sitios en los que parece que el mundo se detiene. El cielo, casi siempre plomizo, parece juntarse con la línea del horizonte del mar.
Todo en este lugar te transporta a un mundo anterior, en el que no tienen cabida las grandes ciudades, las prisas, la tecnología o los restaurantes de comida rápida, sólo la certeza de que nada tiene importancia a tu alrededor y te invade esa sensación de humildad que suele aparecer en sitios vastos y abiertos en los que te sientes muy pequeño, invadiéndote una gran sensación de paz.
Aunque es posible encontrar días soleados, lo normal son las lluvias y los vientos que azotan impasibles los acantilados de la costa suroeste y a los que es mejor no asomarse (carecen de vallado).
Su población ni siquiera llega a 1000 habitantes, casi todos pescadores o dedicados al comercio de la lana, y la paz de esta isla solo se ve perturbada en verano, cuando cientos de turistas desembarcan en el puerto como auténticas hordas invasoras. Quizás por ello las mejores fechas para viajar sean abril-mayo u octubre-noviembre.
Eso sí, cuidado con quedarse en tierra, porque entre Noviembre y Abril el ferry deja de funcionar y las islas quedan prácticamente incomunicadas.
Las puestas de sol, el olor de la hierba, el color de las moras a los lados del camino, el graznido de los pájaros rompiendo el silencio, el viento frío en la cara, las miradas cargadas de años de vida muy, muy dura, la sopa caliente del mediodía ... son palabras mágicas que me atraen a este lugar como un conjuro.
COMO IR
El mejor medio es el Ferry (También hay una pequeña pista de aterrizaje para avionetas, pero creo que los vuelos son carísimos)
Tres ciudades de la Isla de Irlanda ofrecen este servicio: Doolin, Galway y Rossaveal.
El trayecto desde Doolin es de apenas una hora, si mal no recuerdo, y los billetes se pueden comprar por adelantado en internet.
Si se va desde Galway, hay un autobús que comunica el puerto con la ciudad y cuyo precio se puede incluir en el billete si se desea contratar.
COMO MOVERSE ALLÍ
En bicicleta, sin lugar a dudas. Según se desciende del ferry hay dos compañías que ofrecen este servicio por unos 20 euros (10 de ellos son de fianza), el más próximo al puerto es el que más demanda tiene y enseguida se colapsa...
La isla es demasiada grande para recorrerla a pie en un día y en coche ni lo soñéis, está prohíbido. Solo los lugareños tienen permiso para circular con algún que otro vehiculo.
Otra manera es alquilar un coche de caballos, pero es más caro y la bicicleta te da mucha más libertad.
DONDE ALOJARSE
Enfrente del puerto de Inis Mor hay un B&B que es muy recomendable. Acogedor, limpio, cálido y con un restaurante de mucha calidad. Eso sí, el precio de la habitación por noche ronda los 150 euros.
En el pequeño pueblo hay casas que ofrecen habitaciones por precios más razonables, pero no es fácil encontrarlas por internet.
Si estás dispuesto a ir a la aventura, quizás lo mejor es dirigirse a ellas en cuanto se llega y reservar noche. Y si no encuentras, te sacas el billete de vuelta y listo.
También hay un camping, pero más vale ir bien equipado, porque el frío y el viento lo pueden hacer pasar mal.
DONDE COMER
El restaurante del B&B es un buen sitio si quieres cenar relajadamente y probar la comida local. La calidad es muy buena y en consonancia el precio nos pareció razonable, sobre los 60 euros, dos personas.
El más recomendado es The Aran Fisherman Restaurant, pero no puedo opinar porque no he ido todavía.
Otra opción barata y buena son los pequeños bares, poquitos eso sí, que se encuentran en el pueblo o junto a la fortaleza de Dun Aonghasa.
Concretamente en este último lugar se encuentra uno llamado Nan Phidi´s, que es desde mi punto de vista, el más recomendable, por encima del famoso Man´s of Aran Cottage. Se trata de una casita blanca con un tejadillo de madera a la entrada y que ofrece unas sopas y cremas buenísimas, sandwiches de pan negro y ensaladas. No tienen mucha variedad, pero es barato, la comida está muy rica y es muy acogedor.
QUE VISITAR
Dún Aonghasa, una construcción-fortaleza de la Edad de Bronce que se asienta sobre un acantilado de gran altura.
Cuidado con los tropezones y las olas gigantescas que se estrellan contra las rocas, ya que no hay medidas de seguridad, pero mirar al vacío desde aquí no tiene precio. No apto para los que sufren de vértigo.
QUE COMPRAR
La lana es de muy buena calidad, las mantas y los jerseys son de lo mejor para aguantar el frío en cualquier parte del mundo. Hay una gran tienda cerca del puerto, pero también hay otros pequeños establecimientos más recónditos que son más baratos y con productos igualmente buenos.
CURIOSIDADES
Aquí las familias siempre han tejido sus jerseys con un punto característico, propio de cada una. Así cuando el mar devolvía el cuerpo de un pescador, podían reconocerle por el punto tejido en sus ropas.
CONSEJOS
Llevar adaptador de enchufe, los españoles no valen y allí no encontrarás donde comprarlos, chubasquero y botas de agua. Y por supuesto...nada de prisas.
PARA SABER MÁS
Cine: El Hombre de Aran, 1934, de Robert J. Flaherty. FilmAffinity
Libros: Las Islas de arán de John Millington Synge
Fotografía: The Aran islands, another world de Bill Doyle (Imagen de abajo)
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La verdad es que he estado pensando mucho en qué pequeño paraíso escondido iba a ser el elegido para mi primera entrada.
Se me ocurrían miles, pero al final he optado por esta pequeña isla del atlántico norte que se ha convertido en ese rincón lejano al que retirarnos cuando queremos evadirnos del mundo y no podemos irnos muy lejos.
The Aran Islands son un conjunto de tres islas que se encuentran en la Bahía de Galway, en Irlanda, a apenas 37 km de Doolin.
Inis Mor, la mayor de ellas, es uno de esos sitios en los que parece que el mundo se detiene. El cielo, casi siempre plomizo, parece juntarse con la línea del horizonte del mar.
Todo en este lugar te transporta a un mundo anterior, en el que no tienen cabida las grandes ciudades, las prisas, la tecnología o los restaurantes de comida rápida, sólo la certeza de que nada tiene importancia a tu alrededor y te invade esa sensación de humildad que suele aparecer en sitios vastos y abiertos en los que te sientes muy pequeño, invadiéndote una gran sensación de paz.
Aunque es posible encontrar días soleados, lo normal son las lluvias y los vientos que azotan impasibles los acantilados de la costa suroeste y a los que es mejor no asomarse (carecen de vallado).
Su población ni siquiera llega a 1000 habitantes, casi todos pescadores o dedicados al comercio de la lana, y la paz de esta isla solo se ve perturbada en verano, cuando cientos de turistas desembarcan en el puerto como auténticas hordas invasoras. Quizás por ello las mejores fechas para viajar sean abril-mayo u octubre-noviembre.
Eso sí, cuidado con quedarse en tierra, porque entre Noviembre y Abril el ferry deja de funcionar y las islas quedan prácticamente incomunicadas.
Las puestas de sol, el olor de la hierba, el color de las moras a los lados del camino, el graznido de los pájaros rompiendo el silencio, el viento frío en la cara, las miradas cargadas de años de vida muy, muy dura, la sopa caliente del mediodía ... son palabras mágicas que me atraen a este lugar como un conjuro.
COMO IR
El mejor medio es el Ferry (También hay una pequeña pista de aterrizaje para avionetas, pero creo que los vuelos son carísimos)
Tres ciudades de la Isla de Irlanda ofrecen este servicio: Doolin, Galway y Rossaveal.
El trayecto desde Doolin es de apenas una hora, si mal no recuerdo, y los billetes se pueden comprar por adelantado en internet.
Si se va desde Galway, hay un autobús que comunica el puerto con la ciudad y cuyo precio se puede incluir en el billete si se desea contratar.
COMO MOVERSE ALLÍ
En bicicleta, sin lugar a dudas. Según se desciende del ferry hay dos compañías que ofrecen este servicio por unos 20 euros (10 de ellos son de fianza), el más próximo al puerto es el que más demanda tiene y enseguida se colapsa...
La isla es demasiada grande para recorrerla a pie en un día y en coche ni lo soñéis, está prohíbido. Solo los lugareños tienen permiso para circular con algún que otro vehiculo.
Otra manera es alquilar un coche de caballos, pero es más caro y la bicicleta te da mucha más libertad.
DONDE ALOJARSE
Enfrente del puerto de Inis Mor hay un B&B que es muy recomendable. Acogedor, limpio, cálido y con un restaurante de mucha calidad. Eso sí, el precio de la habitación por noche ronda los 150 euros.
En el pequeño pueblo hay casas que ofrecen habitaciones por precios más razonables, pero no es fácil encontrarlas por internet.
Si estás dispuesto a ir a la aventura, quizás lo mejor es dirigirse a ellas en cuanto se llega y reservar noche. Y si no encuentras, te sacas el billete de vuelta y listo.
También hay un camping, pero más vale ir bien equipado, porque el frío y el viento lo pueden hacer pasar mal.
DONDE COMER
El restaurante del B&B es un buen sitio si quieres cenar relajadamente y probar la comida local. La calidad es muy buena y en consonancia el precio nos pareció razonable, sobre los 60 euros, dos personas.
El más recomendado es The Aran Fisherman Restaurant, pero no puedo opinar porque no he ido todavía.
Otra opción barata y buena son los pequeños bares, poquitos eso sí, que se encuentran en el pueblo o junto a la fortaleza de Dun Aonghasa.
Concretamente en este último lugar se encuentra uno llamado Nan Phidi´s, que es desde mi punto de vista, el más recomendable, por encima del famoso Man´s of Aran Cottage. Se trata de una casita blanca con un tejadillo de madera a la entrada y que ofrece unas sopas y cremas buenísimas, sandwiches de pan negro y ensaladas. No tienen mucha variedad, pero es barato, la comida está muy rica y es muy acogedor.
QUE VISITAR
Dún Aonghasa, una construcción-fortaleza de la Edad de Bronce que se asienta sobre un acantilado de gran altura.
Cuidado con los tropezones y las olas gigantescas que se estrellan contra las rocas, ya que no hay medidas de seguridad, pero mirar al vacío desde aquí no tiene precio. No apto para los que sufren de vértigo.
QUE COMPRAR
La lana es de muy buena calidad, las mantas y los jerseys son de lo mejor para aguantar el frío en cualquier parte del mundo. Hay una gran tienda cerca del puerto, pero también hay otros pequeños establecimientos más recónditos que son más baratos y con productos igualmente buenos.
CURIOSIDADES
Aquí las familias siempre han tejido sus jerseys con un punto característico, propio de cada una. Así cuando el mar devolvía el cuerpo de un pescador, podían reconocerle por el punto tejido en sus ropas.
CONSEJOS
Llevar adaptador de enchufe, los españoles no valen y allí no encontrarás donde comprarlos, chubasquero y botas de agua. Y por supuesto...nada de prisas.
PARA SABER MÁS
Cine: El Hombre de Aran, 1934, de Robert J. Flaherty. FilmAffinity
Libros: Las Islas de arán de John Millington Synge
Fotografía: The Aran islands, another world de Bill Doyle (Imagen de abajo)
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un lugar para evadirte
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He creado este blog como punto de encuentro de lugares lejanos, viajes, anécdotas, noticias, música, costumbres, lenguas... en definitiva, un sitio donde intercambiar impresiones sobre tierras que nos son ajenas.
Todo el mundo está invitado a participar, sugerir y comentar desde el respeto y la tolerancia.
Pronto en funcionamiento.
Un saludo
Mallory Knox
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